Gramsci, al diferenciar las características de un "demagogo desenfrenado" de las de un "verdadero revolucionario": las revoluciones sólo pueden ser fundadas por "espíritus sobrios": "por hombres que no hagan faltar el pan en las panaderías, que hagan rodar los trenes y que proporcionen materia prima a las fábricas; hombres que aseguren la integridad y la libertad de las personas contra las agresiones de los malhechores y que hagan funcionar el complejo de los servicios sociales".
Antonio Gramsci, filósofo y político comunista italiano
Referencia publicada por Argelia Ríos, excelente periodista, en El Universal 12-02-2010
La cita específica luce muy útil para aplicársela a la realidad actual de Venezuela. O lo que se lo mismo: cualquier semejanza con la realidad es ¿pura coincidencia?
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